Historia de Calatorao

SITUACIÓN DE CALATORAO

Calatorao es un municipio de la Provincia de Zaragoza, perteneciente en la Comarca de Valdejalón. Situado a 363 metros de altitud, cuenta con unos 3.000 habitantes y su población se reparte entre el Casco Histórico, el Arrabal llamado Calatoradico y varias urbanizaciones de nueva construcción que los unen y rodean. Dista 50 km de Zaragoza y 278 de Madrid con las que se comunica por la Autovía A2 y el Ferrocarril Madrid-Zaragoza, enlazados por la línea AVE. Su clima es continental con oscilaciones entre -6º de invierno hasta los 42º en verano.

BREVE RESEÑA HISTÓRICA

Las investigaciones mejor documentadas sitúan en el entorno de Calatorao la ciudad celtíbera y romana llamada Nertóbriga, mencionada en las guerras Celtíberas con Roma a mediados del siglo II A.C. De esta ciudad de Nertóbriga quedan abundantes restos arqueológicos entre el río Mediano, el paraje de Las Eras del Romeral y del Tejar. Fue la denominación árabe la que le dio su nombre actual, procede de las palabras Qalat-Al-Turad (Castillo de Tierra), de donde deriva Calaturad y después Calatorao. De esta época ha quedado el trazado medieval de las calles del casco histórico representando un pueblo que ha crecido bajo la defensa de un castillo, la distribución de las acequias para el riego de los campos, los restos de la antigua mezquita mayor de la alhama mudejar de Calatorao y el pasadizo que unía la fuente de las escaleras con el castillo . A partir del siglo XII comienza la documentación escrita sobre la historia de Calatorao. En 1128, poco después de la reconquista de la cuenca del Jalón por Alfonso I el Batallador, se menciona a D. Lope Garcés II de Estella como primer “Tenente” del Castillo de Calatorao. En 1213 Calatorao y su castillo pasaron a ser un dominio de los canónigos de Santa María la Mayor de Zaragoza  (así se llamaba antes el Pilar). Siendo Dª Urraca de Buñol la que compró el castillo y pueblo al Rey Pedro II de Aragón, por 6.000 moravetinos de oro, para donárselo al Cabildo del Pilar. Hacia 1836 las leyes desamortizadoras terminan con el patrimonio del Pilar y sus posesiones pasan a manos particulares.

LOS HITOS MÁS IMPORTANTES DE LA HISTORIA DE CALATORAO

LOS PRIMEROS CALATORENSES.- Las evidencias de que Calatorao estuvo habitado en la antigüedad se remontan a la edad del Bronce final, es decir, hace unos 2800 años. El poblado se situaba en el cerro del Calvario y se extendería por todo el cabezo. ¿Cómo lo sabemos?. Porque en el año 1982 el arqueólogo Jesús Ángel Pérez Casas encontró en este lugar restos de cerámicas correspondientes a vasijas datadas como Bronce final-Hierro 1.

En un trabajo de este autor publicado en 1986 detalla que las cerámicas serían de vasijas de unos 13 centímetros de diámetro, de perfil troncocónico, color marrón rojizo en el exterior y anaranjado en el interior y tendrían decoración en forma de zig-zag, según se observa en el dibujo. Se encontraron además otras cerámicas de superficies espatuladas, formas globulares y cuellos cilíndricos característicos de la cultura conocida como Campos de Urnas.

Estos primeros pobladores de Calatorao tendrían vecinos próximos como sería en el cerro de San Sebastián de Urrea y en el cabezo de Ballesteros de Épila, donde se encuentran con sus correspondientes necrópolis de incineración que atestiguan características de los ambientes de Campos de Urnas.

Los habitantes de estos poblados ya conocían herramientas como martillos, arpones, rejas de arados, vasos funerarios y ya empezaban a desarrollar la escritura. Obtienen bronce mediante la aleación de cobre y estaño y producen armas mucho más eficaces que en épocas pasadas.

Los avances culturales realizados en torno a edades de hace 3000 años se refieren a esta zona del valle del Jalón, sin embargo, en otras partes de Europa han sido distintos debido a la climatología. En efecto, la última glaciación finalizó en el Paleolítico superior, hace 12000 años. Las islas Británicas, Alemania, Polonia… estaban cubiertas de hielo. El clima en el valle del Jalón, de ser muy frio en los primeros deshielos, siente año tras año que van aumentando sus temperaturas medias. Algunas especies de animales se extinguen, la vegetación sufre cambios y el clima benigno trae cambios en las costumbres humanas. Los pobladores salen de las cuevas, y se empiezan a domesticar los primeros animales y cultivar campos. El hombre pasa de ser nómada a sedentario. Los excedentes de grano o carne se utilizan para comerciar, se realizan intercambios culturales y evolutivos, en el trabajo y en la organización social.

Los pobladores son indígenas, los primeros calatorenses, pero estamos dando los pasos para que la cultura celta procedente de Europa y del Mediterráneo se implante en nuestra tierra hace unos 2400 a 2200 años y los Celtíberos funden la ciudad de Nertóbriga.

LA CIUDAD DE NERTÓBRIGA

Las noticias mejor conocidas hacen referencia a la antigua ciudad celtíbera de Nertóbriga perteneciente a los pueblos Titos, o los Belos y Lusones, y que existiría hacia el año 500 antes de Cristo. No se conoce exactamente su ubicación, pero se dice que pudo estar cerca del cerro denominado Puyrredondo, entre La Almunia y Calatorao. Acuñó moneda con el nombre de Nertobris, que pudo ser su nombre verdadero, latinizado por los romanos en Nertóbriga. Las investigaciones realizadas la sitúan en la vía romana que unía Emerita (Mérida) y Caesaraugusta (Zaragoza) a 21 millas de Bilbilis (Calatayud), 14 de Segontia (entre Pinseque y La Muela) y 29 de Caesaraugusta. Desempeñó un papel importante en la guerra de Numancia entre los años 154-153 a.C. En todas sus monedas conocidas hay una cabeza de varón con la inicial de la cuidad detrás y en el reverso un lancero o un caballo alado y el nombre de la cuidad.

En las excavaciones arqueológicas realizadas en Puyrredondo se han encontrado restos de estancias y bastantes cerámicas. También en diferentes puntos de Calatorao son abundantes los restos de cerámicas, agujas y monedas, todas ellas de época romana, posiblemente de los siglos I y II después de Cristo. Igualmente se tienen noticas de una necrópolis romana situada en un cabezo próximo a Arguillos.

ÉPOCA VISIGODA.- De la época Visigoda hay muy pocos restos en Calatorao, sólamente apuntar que en el año 583 de la era Cristiana, Leovigildo reedificó las murallas de Nertóbriga para expulsar a los Vascones que estaban próximos, convirtiendo a dicha ciudad en Curia Aragonesa.

DOMINACIÓN MUSULMANA.- Será la cultura musulmana la primera que dejó importantes vestigios históricos. En el año 714, los musulmanes, capitaneados por Muza Ibn Musayr, toman Zaragoza y sus alrededores, permaneciendo en nuestras tierras durante varios siglos. Como recuerdo de su estancia tenemos muchos restos materiales. El propio nombre de Calatorao es de origen árabe -Qalat-al-Turäb- y significa “Castillo de Tierra” haciendo mención expresa al castillo que se levanta en lo alto de la localidad. Dentro del castillo se encuentran restos de puertas y otros elementos que confirman el origen árabe del mismo. Además está muy bien conservada su última mezquita aljama mudéjar de los siglos XIV y XV y que permaneció en uso hasta 1520 cuando es obligada su conversión. También el trazado de las acequias fue ideado por los árabes, quedando todavía muchos de sus sistemas de riegos y terminología de los mismos (azud, ador, alfarda, almunia, savacequias).

LOS PRIMEROS RESTOS ESCRITOS

Los primeros documentos escritos que hacen referencia a Calatorao lo reseñan con la forma «Calaturab» por primera vez en 1128. Cuando Alfonso I el Batallador reconquista Calatorao de manos de los árabes, sus tierras pasan a ser propiedad de realengo, y se encarga de gobernarlas Lope Garcés II de Estella, Tenente del castillo desde 1128 a 1133. En 1160, reinante el conde de Barcelona Ramón Berenguer IV se confirma, por el testamento de Berenguer de Coroge, que Pedro A. de Torroja dio a su hermano el castillo de Calatorao que tenía por el conde de Barcelona con sus pertenencias.

El 5 de Septiembre de 1213 el Rey Pedro II dona la villa y castillo, que había recibido de Doña Urraca de Buñol, al Cabildo de Santa María la Mayor o del Pilar de Zaragoza, que lo mantuvo durante más de 600 años En esta villa de señorío eclesiástico, las funciones que normalmente correspondían a los delegados del rey, eran desempeñadas por los priores del Pilar, sin embargo cuando el rey Martín el Humano vendió la villa de Ricla a Fernán López de Luna en 1404, le cedió también la jurisdicción sobre Calatorao. Era por tanto el señor de Ricla, quien podía actuar como juez en el lugar de Calatorao, aunque el señorío perteneciera al prior y capítulo del Pilar de Zaragoza. Posteriormente el rey Alfonso V concedió en 1428 al caballero Juan Martín de Luna y a los suyos la jurisdicción criminal y el mero y mixto imperio de Calatorao y sus términos, tanto sobre sus habitantes como sobre los extranjeros, lo mismo que solían ejercerla los oficiales reales de Ricla.

PROPIEDADES DE LAS ÓRDENES MILITARES

Las propiedades de la orden del Temple quedaron reducidas a la casa y torre de Argillo que en 1312 al ser disuelta esta orden entraron en poder del noble bilbilitano Don Fernando Muñoz de Pamplona. Esta casa y heredamiento dieron lugar a un título condal, El Conde de Argillos.

LOS HABITANTES

Los moradores de Calatorao, tanto cristianos como moros, obtuvieron por privilegio real la franqueza del peaje y de la lezda; no estaban obligados a proporcionar al rey ejército, fonsadera o cabalgada ni cuestía; y estaban exentos del impuesto de la cena, concedido por  el rey Jaime II y confirmado por sus sucesores y aunque el lugar había sigo reconquistado en el siglo XII.

Los mudéjares o moros eran mayoría respecto a los cristianos de Calatorao. La proporción de moros y cristianos apenas cambió desde el siglo XIII hasta casi su expulsión definitiva en 1610. En la Edad Media se contaban los censos por fuegos o familias y hoy se considera que cada una de estas familias tenía un promedio de 4 ó 5 personas. Consultando documentos antiguos, nos llevan a considerar que la población total de Calatorao en 1350 era de 100 moriscos y 45 cristianos, total 145 habitantes, dado que según la Doctora en Historia Encarnación Marín Padilla, la población del lugar en la segunda mitad del siglo XIV estaba formada “por unas siete a diez familias cristianas, por lo menos, y por unas diecisiete a veinte familias moras”. Era por lo tanto la población mora doble que la cristiana. En el primer tercio del siglo XV el número de familias  aumentó a cuarenta y dos y de 1426 a 1452 a cuarenta y ocho familias. Según el registro de las Cortes de Tarazona de 1495, 30 fuegos eran de cristianos y 38 de musulmanes, entremezclados. Resultando por tanto que la población era de 171 moriscos y 135 cristianos, total 306 personas. En 1593 se hace un censo sólo de moriscos y resultan 100 familias (450 personas) y en 1610 abandonan el pueblo 57 familias moras (256 personas), pero en 1650, con el pueblo ya repoblado, se cuentan 117 fuegos (527 personas).

Inicio del censo de población realizado en Calatorao en 1495, según acuerdo de las Cortes de Tarazona.

LA MEZQUITA DE LOS MOROS DE CALATORAO. SUS CASAS Y CAMPOS.

La mezquita de Calatorao había dado nombre a unas de las calles del lugar, La Carrera de la Mezquita, donde vivía Muza el Escribano y Yuce el Luengo. No fue hasta el verano del año 2002 que el profesor de Historia del Arte, Bernabé Cabañero Subiza, consiguió demostrar que el edificio conocido como Hospital de Peregrinos situado en la actual calle Murillo, n.º 6, se trataba en realidad de la mezquita mayor utilizada por la aljama mudéjar de Calatorao en la segunda mitad del siglo XV. Junto a la sala de oración mudéjar, donde se conserva el mihrab ha llegado hasta nosotros una pequeña casa contemporánea, que era utilizada en su planta baja como escuela coránica o madrassa y en su planta superior como vivienda del iman. Esta escuela coránica conserva en las paredes restos de pinturas que simbolizan un gran árbol de cuyo tronco central parten varias ramas con hojas, o bien paños pictóricos que recrean otros motivos vegetales. Todo ello ha llegado hasta nosotros prácticamente íntegro y en un estado de conservación bastante bueno.

Como en este artículo queremos tratar sobre las personas moras que habitaban en Calatorao no nos extenderemos sobre las características constructivas de la mezquita y su importancia en el arte mudéjar de la comarca, ya que ha sido tratado en otro artículo. Únicamente reseñar algunos datos de nombres de la persona que actuaba como iman o alamín en el intervalo de tiempo aquí considerado y de las propiedades que tenía la mezquita.

Arco del mihrab de la mezquita mudéjar de Calatorao

Los datos aquí recogidos son una síntesis del amplio trabajo realizado en el año 1989 por Encarnación Marín Padilla y proceden del estudio realizados de los archivos notariales de Épila y de La Almunia.

En base a esta información, sabemos algunos nombres de las personas que ocuparon el puesto de alamín de la mezquita de Calatorao: El 6 de septiembre de 1445 y 1446 Junez de Atobir era alamín del lugar y jurados Mahoma la Bazia y Mahoma el Romo. Mahoma de Alcayne fue alamín en los años 1451 y 1452 y Mahoma de Ovecar de 1453 a 1454; en 1491 era alamín Farx de Aranda y en 1495 lo era Brahim el Luengo.

Entre los bienes de los que era propietaria la mezquita que, como la iglesia o la sinagoga, tenía bienes privativos, se encontraban unas casas que lindaban con las de Mahoma de Aranda y de su mujer Amiri la Montera que, a su vez, lo hacían con la iglesia del lugar y con la carrera. En los años que median entre 1426 y 1454 tuvo la mezquita, que se sepa, cinco campos en los términos de Calatorao: Carrera de La Almunia, La Luencha, Campo del Rey, Puerta del Pozo y Cañizales, que se triplicaron en la segunda mitad del siglo XV. En el año 1483, «las heredades de la mezquita» las entregaron a treudo perpetuo «con fadiga et loysmo» micer Bartolomé de Ariño, prior de la iglesia de Santa María la Mayor y el canónigo maestre Juan Crespo a Yuce Cantala moro del lugar y procurador de la mezquita. Componían dichas heredades, diecisiete campos, situados en los siguientes términos: un campo, sito «ius las Eras y fuesas de suso» -cementerio de los moros- de La Carrera de La Almunia, que lindaba con el de Mahoma el Toledano, con otro de la mezquita y con brazal; otro campo «ius las fuesas, tienenlo entre los dos braçales», que lindaba con majuelo de Yuce Cantala; otro campo, sito en La Cabaña, que lindaba con el de Muza Naval y con brazal; cuatro campos sitos «ius Penya», que lindaban, el primero con el de Mosse Paçagon -judío- y con el huerto de Çalema Çayt, el segundo con el de Çalema Çayt y con rasa, el tercero con el de dicho Çalema Çayt y con rasa y el cuarto con campo de Farach de Gali y con rasa; tres campos, sitos «al braçal del Arciayne» que lindaban, uno con el de Mahoma de Ayça y con rasa, otro con el de Jaco el Armero y con rasa y el tercero con el brazal nombrado y con rasa; otro campo, sito en Las Dehesas, que lindaba con La Acequia del Rey y con campo de Porras; tres campos, sitos en El Campo del Rey, que lindaban, uno con los de mosén Martín y con rasa, el segundo con brazal de Alfamén y con campo de Mahoma el Viejo, y el tercero con La Carrera de Alfamén y con majuelo de Ali el Guaxqui; dos campos, sitos en el brazal de Aspro, que lindaban, uno con el de Mahoma de Ayça y con dicho brazal, y el segundo con campo de Mahoma de Aljoma y con el de Ali el Toledano; y otro campo, sito en La Carrera de Zaragoza, que lindaba con ella y con majuelo del alamín.

Reconstrucción virtual de la construcción original de la mezquita de Calatorao (Bernabé Cabañero y José Javier Aguirre Estopiñán)

LA EXPULSIÓN DE LOS MORISCOS EN 1610

A partir de 1526 tuvieron que convertirse para no ser expulsados. Prácticamente todos se convierten y a partir de esta fecha los mudéjares serán conocidos como moriscos o cristianos nuevos. Los musulmanes debían bautizarse y se ordenó que los nombres musulmanes ya no fuesen empleados,  utilizando en adelante nombres cristianos. Estas conversiones no debieron de ser muy eficaces, ya que seguían manteniendo sus costumbres y su lengua. Conocemos el caso de “Michaelem el Luengo”, nuevo convertido de Calatorao, que incluso fue procesado en una causa criminal en 1573 porque mataba ovejas con ritos árabes. Éste y otros casos debían de ser muy frecuentes. También mantuvieron su lengua como se aprecia en los textos aljamiados escritos en castellano con grafía árabe.

En 1575 y 1593 se llevaron a cabo desarmes de moriscos. Durante los reinados de Felipe II y Felipe III se fueron alineando un conjunto de factores que contribuían a aumentar la tensión respecto a los convertidos: las avenencias de éstos con los berberiscos y hugonotes, la amenaza turca, los intereses de los señores que preferían a los moriscos armados para sus luchas personales y la cuestión de los fueros. Todo ello condicionó que se tomaran medidas: su expulsión. La Orden de Expulsión de los moriscos aragoneses se firmó el 17 de abril de 1610 en Valladolid por Felipe III. El correspondiente bando fue publicado en Zaragoza el 29 de mayo siguiente. El bando, similar a los que se dieron en los diversos reinos, obligaba a la salida inmediata de los moriscos en un plazo de tres días, con los bienes que pudieran transportar y se dejaba claro todos los puntos referentes a la expulsión y a las excepciones permitidas, como por ejemplo que podían quedarse los cristianos viejos casados con moriscas, así como éstas y los hijos de ambos; y también los que por su propia voluntad hubiesen venido de Berbería a convertirse y sus descendientes. También podrán quedarse los esclavos.

Inmacula Sánchez Tobajas realizó un estudio, publicado en 2009, de los apellidos de los calatorenses del período comprendido entre 1572, fecha del inicio de los registros parroquiales, hasta su expulsión en 1610, lo que nos permite identificar a los moriscos de Calatorao en esos momentos, en los 38 primeros años de los registros parroquiales y justo en el momento previo a su expulsión.

Para todo el período de 1572 a 1610 se han contabilizado, aproximadamente unos 373 apellidos diferentes, identificándose a los moriscos a través de 105 apellidos, que desaparecen después de la expulsión, a excepción de algunos apellidos como Ariza, Azán, Allabar, Benito, Castillo, Cortes, Muñoz, Navarro, Royo, Serrano, Dueñas o Lozano. Los apellidos moriscos más abundantes, característicos y propios de Calatorao en esta época se puede decir que son Xarique, Borgi, Luengo, Cebi, Zay, Auzey, Jayel y Pex. Inmacula Sánchez realiza un estudio comparativo con el fogaje nominativo de 1495 y el trabajo de Encarnación Marín Padilla y comprueba que apellidos moriscos como Jayel, Luengo, Viejo, Atobir, Borgi, Cebi, Xarique forman parte de la historia de Calatorao desde hace siglos, unida a la de cristianos viejos como Monte, Embid, Martínez, García, Ralla, Sanz, Guerrero. Calatorao se recuperó rápidamente del impacto que supuso la salida de golpe de 57 familias (285 moriscos) en 1610. En esta época hacen su aparición apellidos que todavía perduran en la actualidad en Calatorao progresivamente de 1594 a 1610, como resultado de la inmigración, entre ellos, Cubero, Cambra, Felipe, Aparicio, Aznar, Lázaro, Contín, Aldea, Urgel, Carnicero, Arnal, Abad, Pascual, Longares, Lorente, Latorre, Ibáñez, Guillén, Polo, Jasa, Moreno, Gascón, Tomás, Diago, entre otros; y a partir de 1610  otros como Torcal, Gálvez, Langa, Sancho, Egido, Herrero, Crespo, Cruces, Casas o Cásedas.

LA GUERRA DE LA INDEPENDENCIA

Ya mucho más reciente, en concreto durante la Guerra de la Independencia, se tiene noticias de llegada de heridos de los Sitios de Zaragoza y de que se realiza, por orden del General Palafox, un estudio del pueblo y se informa de que en caso de necesidad Calatorao podría albergar a 500 soldados, 300 de ellos con sus oficiales en el castillo y el resto en la población.

Fueron las leyes desamortizadoras de 1836-37 las que terminaron con el patrimonio del Cabildo y sus posesiones pasaron a particulares. Anunciando la subasta de sus bienes en Calatorao en 1853 y 1861.